Técnicas que calman hasta el peor berrinche del mundo!

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Sin duda, el ser madre es uno de los regalos más preciados de la vida, ya que es maravilloso compartir la vida con un ser que desde el momento que sabes que existe se convierte en lo más valioso que tienes. Aunque ser madre o padre tiene también aspectos difíciles, situaciones y problemas que van surgiendo con el tiempo, es el amor por nuestros hijos lo que nos impulsa a enfrentar con entereza cualquier complicación que se presenta en la vida. A continuación, en este artículo te mostraremos 9 asombrosas técnicas que te serán de gran ayuda a la hora de tranquilizar a los pequeños cuando se enojan.
Lo que debes hacer para calmar a los niños cuando están enojados:

1. Hazle un chiste:El humor es una estrategia que siempre funciona, por lo que prueba haciéndole un chiste cuando está enojado y notarás como rápidamente vuelve a sonreír.

2. Cántale una canción: Seguramente ya has comprobado como la música ayuda a relajarse, por lo que prueba cantándole una canción que sabes que le gusta justo cuando esté haciendo el berrinche y verás como la música contagia al niño relajándolo y poniéndolo alegre.

3. Mantente firme pero sin enojarte: Recuerda que gritar siempre empeorará las cosas, es por eso que como padres debemos saber poner límites con firmeza sin tener que gritar para decir no, ya que los niños necesitan el apoyo de adultos serenos y seguros de sí mismos.

4. Abrázalo: Aunque puede ser una técnica que en ocasiones funciona, es algo que dependerá del niño si acepta o no un abrazo en ese momento y cuando esté más tranquilo podrán conversar sobre la situación.

5. Dialoga con él: Debes explicarle para que entienda el por qué de las cosas, ya que algunos niños se tranquilizan cuando comprenden las razones de sus padres.

6. Míralo con amor pero sin dejar de mantenerte firme: Ten en cuenta que el amor no significa que debes ser permisivo, sino poder demostrarle lo mucho que lo quieres y te preocupas por él, debido a que esos límites lo ayudarán a ser un adulto seguro de sí mismo y capaz de enfrentar sus problemas.

7. Enséñale a respirar profundamente y contar hasta diez: Debes enseñarle esta asombrosa técnica cuando se encuentre calmado para que en el momento del berrinche al decirle que cuente hasta diez ya sepa lo que tiene que hacer.

8. Llévalo a dar un paseo: Cambiar el entorno es una buena estrategia para que se le pase el enojo, por lo que debes llevarlo a un lugar que le guste, como un parque o una plaza con juegos, lo que le ayudará a entretenerse y a descargar las tensiones.

9. Previene las rabietas: Si le pides que haga algo que no le gusta, como por ejemplo abrigarse, lo mejor es explicarle el por qué de la acción para que comprenda las razones de hacerlo.

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Dejar llorar a los bebés, ¡puede causar daño en su cerebro!

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Seguramente has escuchado la teoría de que dejar llorar a los bebés es bueno para sus pulmones o que es una forma de educarlo con límites para evitar berrinches, pero aunque no existen estudios que comprueben que el llanto continuo pone en riesgo la salud del bebé, especialistas en medicina psicosomática de la Universidad de Munich señalan que dejar llorar a los bebés podría afectar a su desarrollo cerebral por varias razones. Ellos comentan que la frecuencia cardiaca aumenta en un mínimo de 20 pulsaciones por minuto y también la presión sanguínea, además de que hay una menor oxigenación de la sangre que llega al cerebro, lo que provoca que llegue sangre con mayor presión en la fase de esfuerzo, lo que puede desencadenar hemorragias cerebrales y sus secuelas.
Por otra parte, hay un aumento en el nivel de cortisol, la hormona del estrés, provocando una reacción que puede aumentar la capacidad de resistir a las infecciones, pues el cortisol actúa como un inmunosupresor. Además el bebé tragará aire, en un promedio de 360 milítros, lo que le va a causar incomodidad y problemas para hacer la digestión sin molestias, pudiendo incluso, tener una relación entre la ruptura gástrica y el llanto prolongado. El bebé que llora mucho gasta mucha energía, así que sus leucocitos aumentan, como si luchara contra una infección y se ve disminuida la cantidad de saturación de oxígeno en sangre. Finalmente, a nivel afectivo, el niño que sufre un llanto prolongado no interactúa con su entorno con normalidad y esto puede afectar la reacción que tiene la madre ante su llanto, disminuyendo su efecto en ella.